domingo, 19 de noviembre de 2017

INSTAGRAM

Me ha dado por mirar toda mi galería de Instagram con mi lista de Spotify como banda sonora...
A medida que iba bajando y leyendo comentarios, fijándome en las fotos y las fechas he ido asimilando el paso del tiempo, he llegado al 2014 en un puñado de fotos.
Todas esas fotos son un resumen rápido de lo que han sido estos años y sobre todo de lo mucho que ha cambiado mi vida y lo rápido que ha pasado el tiempo.
Me ha impresionado acordarme prácticamente de todos los momentos y las historias que esconden esas fotos, me ha sorprendido recordar por qué decidí subirlas y muy gratamente me he dado cuenta de que volvería a hacerlo.
Leyendo los comentarios me he fijado en quiénes son los que me importaban y quiénes son los que me importan ahora y lo cierto es que prácticamente no ha habido ningún cambio, aunque poco a poco van apareciendo nuevas personas importantes. Dicen que las amistades verdaderas siempre perduran.
Hay una foto que me ha impresionado, es una foto un poco mala, en ella tengo mi flecha dibujada en el dedo con permanente, hasta ahí todo normal, lo sorprendente de la foto es la fecha (20-09-15) hace dos años de esa foto y sigo pintándome esa flecha exactamente en el mismo sitio todos los días.
Mi primera foto (6-01-14) es horrible, un altavoz, tiene una pésima calidad y un comentario (mis nuevos altavoces) innecesario, pero bueno, así era yo hace tres años, tenía mi primer móvil y me creía mayor y sin embargo era una más del montón, era simplemente innecesaria.
Me he parado en una foto que hace poco alguien me dijo que era un fotón (10-04-17) y puede parecer buscada, posada o incluso editada pero la verdad es que es totalmente una pillada, porque a veces es necesario estar en el momento y el lugar con las personas indicadas para poder ver la vida de otra manera. Ahora que ya soy "mayor de edad" no me considero mayor como cuando tenía mi primer móvil o cuándo me fui de "fiesta" la primera vez, ahora, sin embargo, me considero pequeña, me siento pequeña, y es que en estos tres años me he dado cuenta poco a poco de que me queda muchísimo por vivir, por aprender, por recorrer, por experimentar y por errar...
Y sí, mirando Instagram me he dado cuenta de lo mucho que he cambiado y de lo rápido que parece pasar el tiempo cuando miras hacia atrás, pero también me he dado cuenta de que ahora ya no soy una más del montón, ya no me considero innecesaria, ahora he cambiado, he aprendido a ser yo misma, a no dejarme intimidar por la mayoría, a ir a contracorriente, y aunque a veces es muy difícil, aunque sería mucho más cómodo dejarme llevar, me niego a que nadie tome las riendas de mi vida y me diga a dónde tengo que ir, como debo vestir, qué tengo que comer, como tengo que pensar, a quien tengo que querer o sencillamente como debo ser. Ahora sé que solo yo soy capaz de elegir por mí misma, aunque me cueste mil años y aunque a veces haga uso de mi moneda, porque sólo yo sé cómo, qué y quién quiero ser y solo yo puedo tropezar con las piedras de mi camino y aprender de ellas, solo yo soy capaz de admirar el paisaje desde mis propios ojos.
Me han hecho falta tres años para darme cuenta y me hacen falta muchísimos más para aprender a vivir con ello y seguir dándome cuenta de muchas otras cosas que, a día de hoy, aún se me escapan.
Espero que esta reflexión que puede parecer mucho más personal te haya ayudado a ti, que estás ahí leyendo y que has llegado hasta el final, a pensar en quién eres o en cómo eras.
No lo digo mucho, pero millones de gracias por leer.