The cupboard under the stars
Reflexiones varias que se pasean por mi cabeza en los momentos más inesperados
domingo, 7 de enero de 2018
AÑO NUEVO, BLOG NUEVO
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miércoles, 20 de diciembre de 2017
SALIR
Tenía ganas de salir, salir de la cama, salir de mi
casa, salir de mi barrio, salir de mi ciudad, salir de mi país. Salir a ver
mundo, a ver mundo y a vivir aventuras. Pero no era tan fácil, nada es tan
fácil como lo sueñas. Lo primero que hice fue desarroparme, me quité la manta,
el edredón y por último la sábana. Noté como el frío iba cubriendo cada parte
de mi cuerpo, primero la mano, al sacarla para quitarme la manta, poco a poco
fue subiendo por los pies congelando las piernas hasta colarse por la parte
baja del forro polar. Me quedé un rato en la cama sin moverme, esperando a que
mi cuerpo se acostumbrara al frío de la habitación. Bajé el pie izquierdo,
después el derecho y me quedé sentada observando toda la habitación, enfrente
de mí una pared blanca se alzaba y se fundía con el techo, un montón de caras
me miraban desde las fotos colgadas en la pared con celo, a la derecha desde
una ventana a otra dimensión me observaba una yo totalmente destrozada. En la
izquierda, sin embargo, unas pequeñas estanterías cuadradas llenas de libros me
llamaban, pero, no podía oírlas. La mesa estaba llena de papeles perfectamente
colocados y alineados al igual que los botes de lapiceros y bolígrafos.
Me levanté despacio, y arrastrando los pies me
dirigí hacia la puerta, cuando estaba enfrente tuve que esperar unos segundos
para poder abrirla. Ese era el primer paso para salir. Levante el brazo, puse
la mano en el manillar, pero, no pude abrirla, había olvidado algo, hacía tanto
que no llegaba hasta ese punto que había olvidado quitarme el pijama y hacer la
maleta. Retrocedí torpemente hasta el armario, me pare frente a la puerta y me
autoconvencí de que eso era lo que debía hacer, lo que quería hacer y lo que
haría, con algo más de confianza abrí las puertas y observé toda mi ropa, había
rayas de colores, sudaderas, pantalones ajustados, vestidos de fiesta, pero
faltaba algo. Saqué la maleta y empecé a meter la ropa, primero los pantalones,
las chaquetas y los jerséis, después las camisetas y la ropa interior; dejé
todo lo que era demasiado brillante, colorido o directamente no cabía. Me puse
un pantalón gris y una sudadera roja, cogí un gorro, una bufanda y las gafas de
sol, no sabía que me encontraría fuera. Ahora sí, me acerqué a la puerta y la
abrí, me quedé inmóvil, la oscuridad del pasillo era cegadora, pero, avance
hacia ella como flotando, algo tiraba de mí. Llegué a las escaleras, después al
rellano y por fin estaba en la puerta de la calle, el ruido traspasaba la chapa
y me llegaba lejano, mis oídos acostumbrados al silencio pedían a gritos un
poco más de paz, empecé a retroceder, pero algo me impedía darme la vuelta y
volver corriendo a mi refugio. Agarré la maleta con fuerza y di un paso
decisivo hacia la puerta, giré el manillar y empujé hacia fuera pero, la puerta
no se abrió, lo intenté un par de veces más pero, la puerta impasible, me
impedía salir, eso que tengo había soñado estaba a sólo un paso de mi pero era
imposible, desistí de mi intento y me derrumbé contra la pared, solté la maleta
que cayó de golpe contra el suelo llenándolo todo y me arrastre hasta quedar
hecha un ovillo en el suelo. No sé cuánto tiempo pasó, pero, mi sueño parecía
cada vez más lejano, me había acostumbrado a ese sitio, conocía a la perfección
cada rincón de aquel recibidor, el ruido de la calle era mi compañero y las
flores secas del jarrón de la mesita distraían mis pensamientos, me había
vuelto a acomodar, había vuelto a dejar de soñar con salir. Algo cambió, el
ruido de la calle ahora era casi inexistente y las flores habían perdido su
luz, un vago recuerdo se apoderó de mi mente y me hizo levantarme a tocar las
flores y preguntarles cómo habían llegado ellas, cuando me acerqué descubrí que
había muchas más cosas en aquella mesa, estaba mi amado jarrón y junto a él un
plato de porcelana azul, a la derecha del plato descubrí algo brillante que me
llamaba, era pequeño y de metal, tenía una forma extraña, me recordaba a algo,
lo cogí con miedo, era frío y liso. No sé por qué giré la cabeza hacia la
puerta y una idea loca cruzó mi mente. Metí el trozo de metal en el agujero de
la puerta, pero, no pasó nada, me dejé caer desilusionada y mi mano chocó
contra el trozo metálico y lo hizo girar de pronto sentí la necesidad de
empujar la puerta y el frío y el ruido invadieron la habitación. Lo había
conseguido, había encontrado la forma de salir, está vez son miedo agarré la
maleta y salí decidida. Ande y ande, vi muchos sitios y ciudades, conocí gente
de todos los colores, admiré museos y disfruté de los colores, pero, sobre todo,
cumplí mi sueño, salí y vi mundo.
salí y vi mundo.
domingo, 19 de noviembre de 2017
Me ha dado por mirar toda mi galería de
Instagram con mi lista de Spotify como banda sonora...
A medida que iba bajando y leyendo comentarios,
fijándome en las fotos y las fechas he ido asimilando el paso del tiempo, he
llegado al 2014 en un puñado de fotos.
Todas esas fotos son un resumen rápido de lo que
han sido estos años y sobre todo de lo mucho que ha cambiado mi vida y lo rápido
que ha pasado el tiempo.
Me ha impresionado acordarme prácticamente de
todos los momentos y las historias que esconden esas fotos, me ha sorprendido
recordar por qué decidí subirlas y muy gratamente me he dado cuenta de que
volvería a hacerlo.
Leyendo los comentarios me he fijado en quiénes
son los que me importaban y quiénes son los que me importan ahora y lo cierto
es que prácticamente no ha habido ningún cambio, aunque poco a poco van
apareciendo nuevas personas importantes. Dicen que las amistades verdaderas
siempre perduran.
Hay una foto que me ha impresionado, es una foto
un poco mala, en ella tengo mi flecha dibujada en el dedo con permanente, hasta
ahí todo normal, lo sorprendente de la foto es la fecha (20-09-15) hace dos
años de esa foto y sigo pintándome esa flecha exactamente en el mismo sitio
todos los días.
Mi primera foto (6-01-14) es horrible, un
altavoz, tiene una pésima calidad y un comentario (mis nuevos altavoces)
innecesario, pero bueno, así era yo hace tres años, tenía mi primer móvil y me
creía mayor y sin embargo era una más del montón, era simplemente innecesaria.
Me he parado en una foto que hace poco alguien
me dijo que era un fotón (10-04-17) y puede parecer buscada, posada o incluso
editada pero la verdad es que es totalmente una pillada, porque a veces es
necesario estar en el momento y el lugar con las personas indicadas para poder
ver la vida de otra manera. Ahora que ya soy "mayor de edad" no me
considero mayor como cuando tenía mi primer móvil o cuándo me fui de "fiesta"
la primera vez, ahora, sin embargo, me considero pequeña, me siento pequeña, y
es que en estos tres años me he dado cuenta poco a poco de que me queda
muchísimo por vivir, por aprender, por recorrer, por experimentar y por
errar...
Y sí, mirando Instagram me he dado cuenta de lo
mucho que he cambiado y de lo rápido que parece pasar el tiempo cuando miras
hacia atrás, pero también me he dado cuenta de que ahora ya no soy una más del
montón, ya no me considero innecesaria, ahora he cambiado, he aprendido a ser
yo misma, a no dejarme intimidar por la mayoría, a ir a contracorriente, y
aunque a veces es muy difícil, aunque sería mucho más cómodo dejarme llevar, me
niego a que nadie tome las riendas de mi vida y me diga a dónde tengo que ir,
como debo vestir, qué tengo que comer, como tengo que pensar, a quien tengo que
querer o sencillamente como debo ser. Ahora sé que solo yo soy capaz de elegir
por mí misma, aunque me cueste mil años y aunque a veces haga uso de mi moneda,
porque sólo yo sé cómo, qué y quién quiero ser y solo yo puedo tropezar con las
piedras de mi camino y aprender de ellas, solo yo soy capaz de admirar el
paisaje desde mis propios ojos.
Me han hecho falta tres años para darme cuenta y
me hacen falta muchísimos más para aprender a vivir con ello y seguir dándome
cuenta de muchas otras cosas que, a día de hoy, aún se me escapan.
Espero que esta reflexión que puede parecer
mucho más personal te haya ayudado a ti, que estás ahí leyendo y que has
llegado hasta el final, a pensar en quién eres o en cómo eras.
No lo digo mucho, pero millones de gracias por
leer.
miércoles, 27 de septiembre de 2017
MI MEJOR AMIGA
Estamos sentados en la
cama de su habitación, hacia mínimo dos meses que no nos veíamos, el verano nos
había llevado a separarnos pero ahora, de nuevo en la residencia, habíamos
decidido ponernos al día. Esta noche había fiesta en la parte trasera, nuevo
curso, nueva gente, novatos, era la mejor excusa para estar toda la semana de
fiesta. Hemos quedado aquí porque su habitación está más lejos de la escalera
central y por tanto del ruido.
Tengo un vaso de cubata en la mano y no dejo de
darle vueltas, llevamos casi una hora hablando y aún nos queda casi medio
verano por contar, está emocionada contándome el viaje en caravana con las
chicas, me da un manotazo sin querer que hace que mi cubata acabe en su
camiseta. Nos reímos como si fuera lo más gracioso del mundo. Me informa de que
va a cambiarse, se levanta de la cama, da dos pasos y abre el armario, se quita
la camiseta de espaldas a mí, veo su espalda desnuda, tan solo el cierre del
sujetador cubre una pequeña parte de ella, una zona más clara de piel sobre
sale a ambos lados de este, está morena, mi mirada la recorre de abajo a arriba
su cadera perfecta, tiene dos hoyuelos en los que me encantaría colocar mis
dedos, pero qué estoy pensando es mi mejor amiga, mi mirada se pierde en su
columna y la sigue hasta su cuello, las paletas le sobresalen, abre un cajón y
al mover el brazo su cuello se tensa, es preciosa, me levanto y casi sin darme
cuenta tengo las manos apoyadas en su cadera, mi boca acaricia su cuello y baja
por su clavícula hasta el hombro, ella da un bote de sorpresa pero en seguida
mueve la cabeza hacia la izquierda y la apoya en mi hombro de forma que me deja
mucho más espacio para besarla, poco a poco separa la cabeza de mi hombro y se
gira, es como si fuera a desaparecer en cualquier momento, se pone de puntillas
y deja sus labios sobre los míos, están calientes, separó mis labios para que
encajen con los suyos y mi lengua impaciente pide permiso para entrar, sus
labios se abren y su lengua le da la bienvenida a la mía, tras un corto baile
cada una vuelve a su boca y nos separamos, yo sigo con mis manos en sus
caderas, ella deja de rodearme el cuello, no sé cuándo han llegado ahí sus
manos, y las deja en mi pecho, nos miramos a los ojos lo que parece una
eternidad y me pierdo en sus pupilas, sonríe, me encanta su sonrisa y la beso,
es un beso corto, un simple roce, sus manos viajan descuidadas hacia mi pelo y
masajea mi cabeza, vuelvo a besarla, esta vez entre abre su boca y mis dientes,
ansiosos de participar en este festival de roces, atrapan su labio inferior, mi
cabeza acompaña la iniciativa con un leve tirón, me tira del pelo, mis dientes
la liberan y su boca se pega a la mía, las lenguas, que ya se conocen, bailan
al compás del corazón, el beso se intensifica, nuestros cuerpos se juntan y mis
manos acarician su espalda, sin separarme nos guío por intuición a la cama, me
siento y se sienta encima de mis piernas, el beso interminable se vuelve más
juguetón y menos cariñoso, me separo un segundo y me quito la camiseta sin
dejar de mirarla a los ojos, se muerde el labio inferior y mi pulso se desboca,
tiro la camiseta y mis manos se posan en sus mejillas, las acaricio y beso sus
ojos, mis ojos se centran en su boca y con un leve empujón en el pecho me tumba
en la cama, caemos de lado y el baile de las bocas es acompañado por caricias
con las manos y exploraciones con los pies, la contemplo por un segundo entre
beso y beso, caricia y caricia, nuestros pantalones han desaparecido y juntos
piel con piel el tiempo se para, coloco mis manos a ambos lados de su cuello,
sus piernas abrazan mi cadera, sus uñas excavan mi espalda, nuestros labios son
uno y nuestras narices juegan a cruzarse, estamos totalmente pegados y el baile
de nuestros cuerpos se torna perfecto.
Me tumbo a su lado y
estiro mi brazo izquierdo, su cabeza reposa en mi pecho, su mano hace pequeños
círculos en mis abdominales, nuestras piernas entrecruzadas, nuestras
respiraciones se acompasan, beso su pelo y me quedo dormido.
Cuando me despierto
seguimos en la misma posición pero ahora me mira, qué hemos hecho pregunta más
como una afirmación que como una pregunta, mi cabeza no deja de darle mil
vueltas a todo, lo que llevábamos mucho tiempo deseando, contesto finalmente,
me mira como buscando la trampa, esperando que me levanté y me vaya, cómo no va
a esperar eso si es lo que hago siempre y lo que le cuento siempre, pero ahora
es diferente, acaricio su pelo y coloco un mechón travieso detrás de su oreja,
eres preciosa digo casi más para mí que para ella, besa mi pecho y vuelve a
recostar su cabeza.
jueves, 7 de septiembre de 2017
SÉ PERO SIN SABER
No sé qué es exactamente lo que está pasando
por mi cabeza y mi corazón,
no sé si este nudo que
siento en mi garganta es miedo o desesperación,
no sé porque lloro
hoy.
Sé que en mi cabeza hay algo, una idea quizás
un sentimiento que viene del corazón, que no deja de dar vueltas y lo está
poniendo todo patas arriba.
No sé cómo llamar a
ese algo que baila sin sentido dando golpes de incomprensión,
no sé si es más de
estómago o de razón,
no sé por qué salgo
hoy.
Sé que es imposible explicar con palabras está
situación que, sin dejarme descanso, se apodera de mí haciéndome perder el
control.
No sé quién ha provocado
este sentimiento o quizás sea más una situación,
no sé si vivir
olvidando será mi solución,
no sé por qué canto
hoy.
Sé que debo escuchar, callar y pensar, que
así, quizás entonces, podré descifrar su movimiento y encontrar el cajón del
que ha salido para guardarlo de nuevo.
No sé cuánto tiempo va
a seguir persiguiéndome su pegadiza canción,
no sé si el llanto
pintará mis miedos de neón,
no sé por qué corro
hoy.
Sé que va y viene, como buscando algo, pero
sin ton ni son, de pronto aparece y crea mares en mis pupilas y se va, dejando
pequeñas gotas de recuerdo.
No sé cuándo me dejará
solucionar y olvidar su maravillosa creación,
no sé si seré capaz de
renombrar su pedazo de corazón,
no sé por qué escribo
hoy.
Sé que esconderlo no es la mejor opción pero
mi vida le pide un descanso, tan solo un momento de perdón, que no me concede y
provoca mi mal humor.
No sé cuál es el
problema, el dilema, que lo mantiene al pie del cañón,
no sé si debería
cortar el tallo que le da sujeción,
no sé por qué grito
hoy.
Sé que llevo mucho tiempo esperando este
momento y ahora este cabezón, esto que tiene en vilo a mi corazón, no deja de
decirme que no.
No sé qué activa mi
dolor,
no sé cómo es capaz de
soportarlo el corazón,
no sé quién descifrará
su secreto,
no sé cuánto aguantará
la razón,
no sé cuándo podré
reír y no llorar,
no sé cuál es la
solución,
no sé si viviré sin
ello,
no sé por qué ha sido
todo hoy.
jueves, 31 de agosto de 2017
miércoles, 30 de agosto de 2017
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