Me ha dado por mirar toda mi galería de
Instagram con mi lista de Spotify como banda sonora...
A medida que iba bajando y leyendo comentarios,
fijándome en las fotos y las fechas he ido asimilando el paso del tiempo, he
llegado al 2014 en un puñado de fotos.
Todas esas fotos son un resumen rápido de lo que
han sido estos años y sobre todo de lo mucho que ha cambiado mi vida y lo rápido
que ha pasado el tiempo.
Me ha impresionado acordarme prácticamente de
todos los momentos y las historias que esconden esas fotos, me ha sorprendido
recordar por qué decidí subirlas y muy gratamente me he dado cuenta de que
volvería a hacerlo.
Leyendo los comentarios me he fijado en quiénes
son los que me importaban y quiénes son los que me importan ahora y lo cierto
es que prácticamente no ha habido ningún cambio, aunque poco a poco van
apareciendo nuevas personas importantes. Dicen que las amistades verdaderas
siempre perduran.
Hay una foto que me ha impresionado, es una foto
un poco mala, en ella tengo mi flecha dibujada en el dedo con permanente, hasta
ahí todo normal, lo sorprendente de la foto es la fecha (20-09-15) hace dos
años de esa foto y sigo pintándome esa flecha exactamente en el mismo sitio
todos los días.
Mi primera foto (6-01-14) es horrible, un
altavoz, tiene una pésima calidad y un comentario (mis nuevos altavoces)
innecesario, pero bueno, así era yo hace tres años, tenía mi primer móvil y me
creía mayor y sin embargo era una más del montón, era simplemente innecesaria.
Me he parado en una foto que hace poco alguien
me dijo que era un fotón (10-04-17) y puede parecer buscada, posada o incluso
editada pero la verdad es que es totalmente una pillada, porque a veces es
necesario estar en el momento y el lugar con las personas indicadas para poder
ver la vida de otra manera. Ahora que ya soy "mayor de edad" no me
considero mayor como cuando tenía mi primer móvil o cuándo me fui de "fiesta"
la primera vez, ahora, sin embargo, me considero pequeña, me siento pequeña, y
es que en estos tres años me he dado cuenta poco a poco de que me queda
muchísimo por vivir, por aprender, por recorrer, por experimentar y por
errar...
Y sí, mirando Instagram me he dado cuenta de lo
mucho que he cambiado y de lo rápido que parece pasar el tiempo cuando miras
hacia atrás, pero también me he dado cuenta de que ahora ya no soy una más del
montón, ya no me considero innecesaria, ahora he cambiado, he aprendido a ser
yo misma, a no dejarme intimidar por la mayoría, a ir a contracorriente, y
aunque a veces es muy difícil, aunque sería mucho más cómodo dejarme llevar, me
niego a que nadie tome las riendas de mi vida y me diga a dónde tengo que ir,
como debo vestir, qué tengo que comer, como tengo que pensar, a quien tengo que
querer o sencillamente como debo ser. Ahora sé que solo yo soy capaz de elegir
por mí misma, aunque me cueste mil años y aunque a veces haga uso de mi moneda,
porque sólo yo sé cómo, qué y quién quiero ser y solo yo puedo tropezar con las
piedras de mi camino y aprender de ellas, solo yo soy capaz de admirar el
paisaje desde mis propios ojos.
Me han hecho falta tres años para darme cuenta y
me hacen falta muchísimos más para aprender a vivir con ello y seguir dándome
cuenta de muchas otras cosas que, a día de hoy, aún se me escapan.
Espero que esta reflexión que puede parecer
mucho más personal te haya ayudado a ti, que estás ahí leyendo y que has
llegado hasta el final, a pensar en quién eres o en cómo eras.
No lo digo mucho, pero millones de gracias por
leer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario