jueves, 15 de octubre de 2015

EL DIARIO

Hoy es uno de esos días de primavera en los que sientes que todo está floreciendo y va a ir bien cualquier cosa que te propongas, yo voy caminando por la acera dirección a la escuela y como todos los días paso por enfrente de una antigua casa, hoy hay algo que me llama la atención más de lo normal y me quedo observándola un rato, es uno de esos edificios del proletariado que han restaurado de la revolución industrial, me parece increíble que ahí pudieran vivir tantas familias es un edificio muy pequeño y a pesar de la reconstrucción parece que no lo han tocado, tiene varios agujeros por la fachada y da la sensación de que las puertas se van a caer en cualquier momento, el edificio tiene entrada libre y en el patio central, si se puede llamar patio a ese pequeño rectángulo de cemento, se suelen grabar algunas escenas de la escuela de arte dramático, la escuela aprovechaba casi todos los lugares peculiares de la ciudad y yo como alumna he trabajado y conozco la mayoría de ellos, pero este en especial, no sé si por lo recuerdos de aquella obra o por la peculiaridad del edificio, me trasmite paz y alegría y suelo venir a explorar las casas y sentarme a imaginar cómo debía de ser la vida aquí.
Decido entrar, hoy he salido con tiempo de casa y puedo entretenerme un rato aquí, subo al penúltimo piso, nunca había subido tal alto por miedo a que se derrumbara el edificio pero hoy tengo ganas de investigar, termino de subir las escaleras y entro por una puerta a la derecha que está abierta, es un lugar tan pequeño que parece imposible que vivieran dos familias como dice la placa de la entrada, solo hay una ventana minúscula, un pequeño fregadero debajo de la ventana, dos fundas rellenas de paja que, deduzco era colchones y una pequeña mesa, me giro para salir de allí y en la puerta hay un chico, parece mayor que yo, tiene unos ojos marrones que me miran como si le estuviera robando, el pelo corto y castaño, lleva una camiseta de manga corta, unos pantalones vaqueros y unas deportivas, intenta esconder una caja de mimbre en la espalda.
- ¿Quién eres? ¿Y qué haces aquí?- Me pregunta con enfado.
- Soy Adele Twist y tú eres...
- Soy Thomas Wood y no has contestado a mi pregunta.
- Bueno estoy aquí porque me apetece, este sitio no es de nadie y puedo venir si quiero.-Digo un poco enfadada por su actitud.
-Llevas razón perdona, no quería molestarte, pero este sitio es muy especial para mí, mis antepasados vivieron aquí según los estudios del investigador privado de mi padre y están intentando declarar este sitio parte del patrimonio de mi familia, -dice con un tono de arrepentimiento en su voz- pero ahora que me acuerdo, has dicho que te apellidas Twist, probablemente esto perteneció también a algún antepasado tuyo -dice más animado y saca la caja que guardaba detrás de la espalda, se sienta en el suelo cerca de la mesa y abre la caja, me mira y me invita a sentarme a su lado, cuando lo hago coge un viejo y arrugado cuaderno, lo abre por la primera página.
-La verdad es que hay muchas partes que no se pueden leer bien, en algún momento se ha debido de mojar, pero se pueden leer algunos fragmentos, debe ser el diario de alguna de las mujeres que vivió en esta casa y tu apellido sale muchas veces mira.-Dice con entusiasmo enseñándome el cuaderno, lo cojo y empiezo a leer.
“…Me considero una de las personas más afortunadas del mundo, lo primero tengo la oportunidad de tener este cuaderno que ayer mi madre encontró en la fábrica y esta pluma que Don Smith regaló a mi abuelo después de enseñarle a leer y escribir por ayudarle siempre en la iglesia cuando era pequeño, conseguir el cuaderno o la pluma les hubiera costado a mis padres todo el sueldo de tres meses, mi abuela me ha enseñado lo poco que mi abuelo le enseñó de leer y escribir, además tengo dos hermanos mayores, una hermana pequeña y un hermano casi recién nacido, mi padre y mi madre trabajan y podemos permitirnos el lujo de tener una casa…”
“…Desde que se murió mi abuelo compartimos casa con otra familia, los Twist, según padre esto viene muy bien para pagar al dueño pero a mí me encanta porque Mery, la hija de los Twist, tiene mi edad y puedo pasar el tiempo que está en casa hablando y cosiendo con ella…”
“…Prefiero el calor de la primavera o el verano al terrible frío del invierno, Thomas dice que él prefiere el frío pero lo dice porque siempre ha dormido con sus padres y con Jeremy cerca, ahora es más agradable todo no tenemos que estar tan pegados unos a otros para darnos calor, mi madre aunque no puede trabajar tanto como antes y se está llevando a Sean al taller para no tener que dejar el trabajo, no creo que sea buena idea pero yo todavía no puedo cuidarle, si no estuviera enferma mi madre no tendría que preocuparse y hacer tantas horas para el mismo trabajo de antes aunque Owen me ha dicho que pronto empezará a trabajar con mi padre y que no debo preocuparme tanto por los demás y más por mi salud…”
“… No me lo puedo creer, por fin Mery y Owen se han casado, Padre y el señor Twist les han permitido quedarse en casa hasta que encuentren algún lugar en el que establecerse, me parece bien que se queden así los dos seguirán aportando ese dinero que tanto nos hace falta y podré seguir charlando con Mery…”
“…Ayer di un paseo desde la fábrica hasta casa con Thomas que vino a buscarme, es la primera vez que vuelvo a casa con un chico que no es de mi familia, me di cuenta de que es una persona más encantadora de lo que creía, últimamente parece que todo acompaña a la felicidad, está haciendo un tiempo estupendo y a pesar del pesado humo de las fábricas todo está lleno de flores y plantas, lo único que ha entristecido estos días ha sido el empeoramiento de Emily…”
-¿Es alucinante no?-Estoy tan sumergida en el diario que no me he dado cuenta de que Thomas se ha levantado y está observando por la ventana hasta que me pregunta.
-Sí la verdad es que es increíble, sus vidas eran tan diferentes a las de ahora...-digo con un deje de melancolía en mis palabras, miro el reloj y veo que son las siete menos cuarto si no me doy prisa no voy a llegar a mi clase, me levanto de un salto y cuando estoy a punto de salir por la puerta me doy cuenta de que llevo el libro en las manos, me giro para dárselo a Thomas.
-Perdón llego tarde, muchas gracias.- digo ofreciéndole el libro.

-No, por favor quédatelo te pertenece más a ti que a mí, espero verte algún día más por aquí.-Dicho esto coge la caja y sale de la casa dejándome en mitad de la habitación sin entender nada de lo que ha pasado.

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