Lo primero que hice nada más llegar a casa fue tirarme,
literalmente, en el sofá. El gimnasio acaba con mis ganas de hacer cualquier
cosa y un día acabará conmigo.
La verdad es que en las dos horas que paso allí, casi no
paro ni a beber agua por ejemplo, hoy, nada más entrar he ido a la cinta y me
he pasado casi una hora corriendo al ritmo de la música más cañera que han
encontrado en todo Spotify, no obstante he bebido agua sí , no me quiero
deshidratar, pero sin parar la maldita cinta, después me he ido a clase de
zumba, si de zumba, ese baile que más que un baile parece una tortura china,
allí te mueves más que un perro hiperactivo de esos de los anuncios de comida,
lo bueno del zumba es que el profesor está como un tren, eso sí, como te vea
bebiendo agua un segundo, te pone la cruz y te machaca el doble, con los
típicos comentarios, esos que usan para llamarte floja, si eso del tipo venga
Ana, mueve un poco más esa cadera que no es de plomo, o sube ese brazo que no
le vas a dar al techo tranquila, es cierto que luego lo compensa invitándonos a
unas tortitas de arroz, claro que saben más a cartón que a arroz, pero bueno
todo sea por la operación post-navidad...
Firmado: Ana,
la cotorra del barrio.
Hello
ResponderEliminarHello
Eliminar