domingo, 8 de febrero de 2015

PUEBLOS

Un buen pueblo necesita aunque sea muy pequeño por lo menos dos plazas la de la iglesia o la del ayuntamiento y la mayor, mínimo un bar, un parque y una fuente con pilón, obligatorio que haya varios pueblos pequeños cerca a los que no se tarde más de media hora en ir, que tenga muchas cuestas y calles que sean caminos más que calles y que todo esté muy cerca, como mucho a cuarto de hora andando, lo que viene a ser diez minutos en bicicleta, también debe tener una iglesia, un ayuntamiento y un frontón;  no puede faltar el cementerio y una casa abandonada, además de muchas personas mayores,  gente de casi todas las edades  y más de una o dos viejas del visillo, las típicas abuelas que se enteran de todo, no está de más una peña cada dos pasos, unas buenas fiestas, la grande y la chica, con su música  por la noche, su concurso de disfraces, su pregón, su rondalla, su encierro, su torneo de brisca y de mus y por supuesto unos buenos invitados, que sarán los pueblos de alrededor,  no hay que olvidar que necesita una montaña muy cerca con La Cruz y algún que otro camino al bosque que pase por en medio del río. No es necesario que tenga ningún tipo de tienda, todo lo necesario lo traerán en furgonetas/tienda, ni piscina municipal, ya que cada vecino tiene la suya propia, ni necesita un centro joven, hay campo más que de sobra para jugar, tampoco hace falta un centro social, cualquier casa o peña cumplirá esta función si es necesario y sino la plaza o el ayuntamiento, no necesita ni centro médico, ni farmacia, solo necesitan que el médico vaya todos los martes y lleve los medicamentos, tampoco necesita mucha gente, pero todos los que haya tienen que ser familia de algún tipo. En las fiestas no hacen falta conciertos de nadie conocido. En un pueblo no hace falta que haya historias de miedo sobre alguien del mismo los propios niños del pueblo se las inventan.

Al pueblo se llega por la mañana, se deja la maleta y no se vuelve a casa hasta la hora de cenar, luego se sale otra vez hasta la una y se vuelve a casa a dormir, los días siguientes hasta la fiesta el horario es el siguiente: te despiertas a las once y media, desayunas, te cambias y a las doce bajas a la plaza a por el pan que traerán en una furgoneta,  después solo volverás a casa a la hora de comer y el día que toque ir a tu piscina esperas a que vengan el resto, si no, sales a buscar casa por casa a todos los de la peña, estarás en la piscina hasta la ocho y media que se va el ultimo rayo de sol y te secaras ya de noche y muriéndote de frio,  vas a cenar a las diez y media y a las once estarás en la plaza hasta la una y media y cuando estés en fiestas habrá días que ni pasaras por casa a comer, ni a dormir, incluso algún día solo entraras a cambiarte y a decir que sigues vivo.

Si no tienes pueblo seguramente te estarás preguntando qué haces todo el día por ahí.
Pues de todo desde intentar pescar en el río, cazar gatos, hacer colonia, investigar casa abandonadas y recorrer caminos extraños, eso sí  todo en la bici y por la tarde pues  piscina, piscina y más piscina por la noche desde jugar al pilla-pilla o a retroceso hasta contar historias de miedo.
Y lo mejor de los pueblos es que la gente es majísima, los amigos que haces son para toda la vida y son de verdad, son capaces de saltar al río para mojarse si te has caído o acompañarte a tu casa a la una de la mañana porque te da miedo ir solo y luego volverse solos,  sin los amigos el pueblo no sería nada más que cuantas casa de gente vieja y aburrida que se saben tu vida mejor que tú y el sito más aburrido del mundo donde pasas todos los veranos o el sito del que tanto habla tu abuelo y al que has ido dos o tres veces en tu vida.
Yo me he pasado todos los veranos de mi vida en Irueste, mi pueblo, y me alegro un montón de que sea así porque Irueste es un pueblo de verdad.

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