Poco soy de escribir y perdonad de antemano, o perdonad si lo llamé amor.
Un cuento intenso de
la novela que es la vida, en las que vas pasando las páginas hasta que de
pronto termina, ciego el que vive la historia y escribe sus líneas, el que lee
desde fuera veía el final que se aproxima .
Despacio y lento, un dolor en el pecho fue apareciendo pues
quien diga que lo del corazón es una mentira bien roto se queda en ese momento
de tu vida.
El tiempo se detiene en esa última página, mientras que en
la biblioteca que es el mundo, la vida sigue su ritmo.
Un punto y final que no te quitas de la cabeza, que no te
cause extrañeza, puesto que si fuiste el que más quiso, más daño le hizo.
Cómo ciega la ilusión, la esperanza, las ganas de luchas por
ver a la otra persona feliz, porque todo vaya bien. Un capítulo con las páginas
en negro en las que todo lo que escribas no se verá, ni servirá para nada pues
su decisión está bien arraigada. Cuanto más escribes en ellas mas te perderás en
tu propia historia y no sabrás seguir en tu línea, te pierdes en ti mismo,
vives un espejismo.
Cuando la historia se termina, no paras de releerla por si
puedes arreglarla y así poder continuarla
pero llegara el momento, tiempo al tiempo, en que te des cuenta de
empezar un nuevo cuento.
Mr.t AAG
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